lunes, 24 de agosto de 2015

Salmo 4



El Himno vespertino, Salmo 4

Comentamos en la explicación del Salmo 3 que David estaba sufriendo una persecución, es decir, estaba enfrentando un temor físico; aquí está enfrentando calumnias de los que mienten y de los que dicen cosas vanas.
El Salmo inicia diciendo “Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar”

Esta angustia aquí se refiere a las presiones que sufrimos en esta vida y que son bastante grandes.

Cuando sentimos esta condición, parece como que nos “achiquea”, nos oprime, como que nos hace más pequeños.

Nos enfrentamos a grandes presiones en la actualidad y necesitamos el aliento, el estímulo que encontramos en la Palabra de Dios.

El gran refugio del pueblo de Dios en tiempos de dificultades es siempre buscarlo en oración. Y Dios escucha el clamor de sus hijos! El es nuestro escudo.
 
Hoy en día muchos viven estresados, no tienen tiempo ni para su familia, ni para ellos mismos y por supuesto, tampoco para Dios. Y es, en ese momento de ir a dormir, cuando todas las personas meditamos sobre nuestra almohada.

Cuando alguien no puede conciliar el sueño puede ser por infinidad de razones, tales como, las presiones, la inseguridad del trabajo, la casa, los hijos, una mala conciencia, la falta de perdón, etcétera.

David podía descansar y dormir porque confiaba en Dios. La mejor almohada y el mejor colchón en el que podemos descansar son en las promesas de Dios.

En el Salmo 3 vimos que David encontró en el Señor confianza y descanso. David tuvo la certeza de que El Señor volverá a protegerlo y darle paz.

Este Salmo concluye con el sueño dulce y apacible, esto le era posible a David, porque podía experimentar diariamente la comunión con el Señor.

Las adversidades de esta vida son ocasiones en las cuales podemos acercarnos a nuestro Padre Celestial a través de la oración. Él hará que en esas ocasiones en la cuales estamos como oprimidos, seamos ensanchados y bendecidos.

 

Dios te bendiga y te guarde.

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